El viaje en el tiempo

El tiempo, ese terrible amigo
Viajar en el tiempo a bordo del DeLorean de “Volver al futuro” fue el sueño de muchos en la década de los 80’s y aun hoy, la idea es una parte importante del argumento de muchas películas, series y novelas de ciencia ficción. Naves que alteran la curvatura del espacio-tiempo, maquinas que crean portales dimensionales y seres humanos explorando los rincones del pasado, presente y el futuro, son parte de tales historias.
 ¿Pero, cual es la realidad de los viajes en el tiempo? ¿Son posibles?  ¿Podemos abrir un portal al pasado o encontrar un atajo al futuro?
Las leyes de la física no contienen ningún tipo de impedimento para realizar  viajes en el tiempo, sin embargo, la tecnología necesaria aun esta fuera de nuestro alcance. Un viaje al pasado por ejemplo,  no contradice las leyes físicas fundamentales, como el principio de conservación de la energía o el segundo principio de la termodinámica, pero al no tener los mecanismos solo podemos especular sobre su posibilidad a través de la física teórica. Para ello debemos comprender que todos poseemos cuatro dimensiones y no tres. Estamos acostumbrados a ver los objetos como “cosas” con solo tres dimensiones: largo, ancho y alto e ignoramos siempre la cuarta, el tiempo.
 Las teorias revolucionarias de Einstein
Albert Einstein desarrolló la teoría de la Relatividad Especial según la cual el espacio y el tiempo son realmente aspectos de una misma cosa: el tiempo espacial. Hay un límite de velocidad de 300.000 kilómetros por segundo para cualquier cosa que viaje a través del tiempo espacial, y la luz siempre viaja al límite de esa velocidad, pero cuanto más se acerque un objeto a ese límite, mas estará viajando en el tiempo hacia el futuro debido a la dilatación temporal que provoca su movimiento. En otras palabras, si a los 20 años de edad abandonas la Tierra en una nave espacial viajando a aproximadamente el 98 % de la velocidad de la luz durante 5 años, descubrirás al regresar a la tierra, que tú tienes 25 años y todos tus compañeros de clase 75. Esto, debido a la dilatación del tiempo provocada por la velocidad. En cierto sentido, habrás viajando en el tiempo.
 Casi a la velocidad de la luz
Pero si la idea es utilizar naves y explorar hechos ocurridos en el pasado o tener visiones del futuro, el mecanismo es completamente diferente. Stephen Hawking, el astrofísico más  importante de nuestro tiempo, sostiene que existen tres maneras de realizar viajes temporales:
Los agujeros de gusano:
Son grietas en el espacio tiempo y están por todos lados en el universo, la complicación es que no podemos controlar los factores que lo conforman y además son muy difíciles de localizar pues miden sólo mil millones de billones de una billonésima de centímetro. Haciendo imposible para un humano o maquina, atravesarlos.
Los agujeros negros
Albert Einstein, en su teoría de la relatividad, propone que existen lugares donde el tiempo corre más lento y otros donde se acelera. Uno de ellos serian los agujeros negros, que debido a su campo de gravedad super masivo, provocan que en el área cercana a sus orillas el tiempo se acelere impulsándolo hacia el futuro. El problema es que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de su fuerza y por lo tanto, seria enormemente peligroso acercarse a uno de ellos.

Viajar a casi la velocidad de la luz

En  el acelerador de partículas LHC del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) en Génova, Suiza, los físicos han logrado acelerar partículas a velocidades cercanas a las de las luz y han descubierto que el tiempo transcurre hasta 30 veces más lento en ellas.  Si viajáramos en una nave espacial a una velocidad de hasta el 98% de la velocidad de la luz como en el ejemplo anterior (recordemos que según las leyes de la física no podemos alcanzar ni superar el límite de la luz), nos transportaríamos al futuro, pues el tiempo empezaría a transcurrir lentamente a bordo. Así, cada semana para la nave, corresponderían a 100 años en la tierra. El gran problema para esta posibilidad consiste, en las grandes cantidades de energía necesarias para lograr tal velocidad, cosa que aun estamos muy lejos de lograr. Tambien debemos recordar que el ser humano solo soporta aceleraciones 10g durante unos pocos segundos, y alrededor de 3g (el pico de aceleración máxima alcanzada por la lanzadera espacial) durante periodos más largos, pero el viaje en el tiempo necesita de mucho, mucho más.
 Agujeros de gusano
 Otro factor a tomar en cuenta sobre los viajes en el tiempo, son las paradojas.

Supongamos que construyo una máquina para viajar en el tiempo y la uso por volver atrás hasta la época en que mi abuelo era solo un joven y todavía no ha conocido a mi abuela y por lo tanto mi padre todavía no ha nacido. Saco un arma y lo mato. Si no existe mi abuelo, no existe mi padre y por lo tanto yo nunca he nacido y es imposible que viaje en el tiempo para matarlo, pero sin embargo existo. ¿Cómo es posible? ¿Quién ha vuelto atrás en el tiempo y lo ha matado, soy yo? ¿Si existo aun después de matar a mi abuelo, podría viajar y matar a su abuelo una y otra vez?

Este “razonamiento circular” pude continuar todo el tiempo que quieras, una y otra vez, pues es uno de los contrasentidos del viaje en el tiempo. Esta paradoja se cree que fue expresada por primera vez por el escritor de ciencia ficción francés René Barjavel en su novela “El viajero imprudente” (Le voyageur imprudent) de 1943.

La paradoja surge porque, hasta donde sabemos, el estado actual del universo está determinado por sus estados anteriores y por una de las leyes fundamentales de la física: “Las causas siempre son anteriores a los efectos”. Esto implica que, al cambiar uno de estos estados pasados, el cambio se propaga hacia adelante en el tiempo afectando el estado actual. Una forma de no incurrir en paradojas sería que el viajero se conforme solamente con ser un observador del pasado, sin intentar cambiarlo. Esto impone restricciones a lo que el viajero del tiempo pueda hacer, pero no excluye la posibilidad del viaje. Sin embargo, algunos creen que el hipotético viajero ni siquiera podría observar el universo del pasado, ya que uno de los principios que rige la física cuántica -el de incertidumbre, formulado por Heisenberg- implica que la mera observación de una partícula modifica su estado. Al observar el universo del pasado, el viajero pondría en marcha una serie de efectos “domino” que se propagarían a la velocidad de la luz y acabarían alterando el pasado y todo lo que le sigue.

Es difícil comprender el concepto de los viajes en el tiempo y sus paradojas. Sin embargo dentro de los muchos anhelos del ser humano nunca dejaremos de intentar descubrir la manera, de contemplar las maravillas del pasado y del futuro.

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